
The Cure – The Cure
Fecha de lanzamiento: 2004
País: UK
La Caja de Pandora se abre con «Lost» con un Robbert Smith clamando que «no se encuentra a sí mismo» y quizá sea cierto. Un comienzo de disco que ya avecina que The Cure han cambiado (¿evolucionado?), y mucho.
«Labyrinth» tiene un inicio prometedor, un crescendo que arrastra Smith con su voz, con una agresividad en la guitarra muy poco vista en las composiciones de The Cure (quizá en temas como «Burn» y «The Snake Pit«) que por contrapartida recuerda a las melodías de discos como el «Wish» (1992).
Aunque el grupo aparece mucho más relajado en «Before three» vuelven a jugar con sonidos guitarreros muy alejados del pop (me sumo al nutrido grupo de fans que rechazan la labor del productor Ross Robinson en este disco) y dejan un sabor agridulce tras su escucha ya que la canción no llega a convertirse en un tema completamente Cure.
«The end of the world» es el tema comercial del disco por excelencia, previsto para ventas, para captar público y para demostrar la inequívoca involución del grupo hacia sonidos más rock, cada vez menos pop y lo que es peor, cada vez menos oscuros. Tampoco es que con esto haya descubierto nada nuevo. Esa ha sido, en definitiva, la evolución de The Cure desde hace muchos años.
Nunca pensé escuchar a Robert Smith variar su registro tanto como en «Anniversary«, quizá por la evidencia del paso del tiempo en sus cuerdas vocales, pero, al margen de esto, es uno de los pocos temas que me gustan realmente del disco. Lenta, emotiva y con una letra destacable.
¡Dios! ¿Es posible que estos sean The Cure?. «Us or them» sería un tema mediocre de cualquier formación de stoner. Poco más que decir al respecto. Curiosamente, de los temas que más he oído vitorear entre los modernitos. Pero esto no termina aquí, ya que «alt.end» recupera mi peor presagio. La formación inglesa no sólo se vende, sino se vende barato y mal. Otro tema para gente cool e «independiente» de la MTV.
«(I don’t know what’s going) on…» es un nuevo corte sin futuro que choca con la vitalidad de «Taking off» donde Smith parece haberse enjuagado bien la boca para cantar sin «cantar» y donde los arreglos en las guitarras y los teclados edulcoran un tema válido (para lo que está siendo este nuevo trabajo, se entiende).
Finalizamos el disco con «Never«, uno de los peores temas de la banda en lustros, y con «The Promise» que, aunque es algo brillante, eterniza con sus 10 minutos de duración el final del disco que no merece mucha pleitesía.
En definitiva, contesto a la frase, ya mítica, de Robert Smith al presentar este album: «Si no te gusta este disco, no te gusta The Cure«. Pues bien, si este es el sonido Cure, ya no necesito la cura.